martes, diciembre 27, 2005

Puta la weá, no pueo dormiiiir...!


Me agarré una tos de puta madre que me visita por las noches y mi cabeza no para el carrusel: "cof cof cof...la cagué con haberle dicho a Manuel Vicuña que si yo lo llamaba, eso sonó a urgío por pega; y bueh...¿Acaso no es así?..cof cof...filo, qué tanto si sé que no me voy a morir..cof...¿qué hora es?...las 4...chuuuu...qué (cof) lata el examen mañana, suerte que tengo que tomarlo y no rendirlo...cof cof cof...dos pilares de mi felicidad actual: haber terminado el fuckin colegio y..cof cof...vivir en Valparaíso...cof...me dio hambre...es lo peor acostarse con hambre...me pone mal genio...puta, tengo calor...adoro dormir en pelota...menos en invierno, a menos que haya una costilla o un scaldasono, jijijiji...cof cof cof cof cof cof (trago saliva), bacán el regalo de Ratolina: con lo que me gusta registrar todo en imágenes, y se puede en blanco y negro y...cof...en colores fríos..cof cof...tamos flojos pal ejercicio ¿ah?...y la buena vida te tiene con un flotador incipiente, loquito...ta bien, qué tanto...cof...si es cuestión de tomar más agua...debería ir a ver a mi mamá...pero me aburro tanto en Rancagua. Siempre llego con pura buena vibra y la hueá de ciudad me la baja rápida (cof) mente...(trago saliva)...qué pajero buscar trabajo todos los años, qué pajera es la incertidumbre...uno no puede hacer planes a largo plazo...cof cof...bueh, total a la humanidad a lo largo de la historia en general no le ha ido..cof...mejor: si la seguridad social es un invento de hace sesenta años y va en franco retroceso...cof...Bush hijo de puta, puta ojalá que no salga Piñera...aunque, la verdad, no creo que se note gran diferencia entre la watona o el millonario...pero es empresario el weon, más "flexibilidad laboral"...cof cof...justicia dentro de posible, pa variar...(trago saliva)...¿qué hora es?...¡Las 4 y media!...voy a andar muerto de sueño mañana...cof cof cof...qué mañana si mañana ya es hoy...siempre es hoy, es parte de mi ser....quiero haceeeer, cosas imposibleees, tu tuá tu ta tu tuá (guitarra)...voy a ver a Felipe Pérez pa cagarme de la risa un rato uno de estos días y le llevo un agua loca pa conversarla, a ver si aprendo algo de música...qué ganas de vivir en un lugar donde pueda hacer ruido...cof cof...como la casa que imaginábamos con la Pola: con una mesa larga pa recibir a los amigos, y que se arme la fiesta no más...¿qué tanto?...cof..."¿nos gusta la pachanga? `¡no-fi-del!` ¿nos gusta la pachanga? `¡no-fi-del!`...cofcofcofcofcofcofcofcof...¡era...cof...bueno ese chiste..!..cof cof cof...puta la weá, no puedo dormiiiir...!

domingo, diciembre 25, 2005

A poem



Vincenzo: leí tu blog y solo tengo una palabra para describirlo: visceral. Literatura visceral. Me inspiró algo que se parece a un poema y que no pude enviarte como comentario o como correo, así que lo dejo acá para que lo veas y los demás también. Saludos y aguante.



Ruido


El ruido se ha apoderado de tus ojos
indefenso, extraviado, en medio del tráfago de voces
Tejidas en torno a la calle y los automóviles
Las luces te han cegado los ojos
Tus fragmentos se dispersan entre el bullicio de las fábricas
Y en tus cuencas hay pantallas
E interferencias remotas
Otros lenguajes
Animan los deseos de tu mente
La tierra tiembla debajo del pavimento que tus pies desgastan
Las ventanas se cierran a tu paso furibundo
Y un enigma te obsesiona
Te chupa la sangre
Es una astilla, una cuña en tu frente
Un desierto en la garganta
Un clamor
El principio y el fin resuenan
Y te arrojan al mundo cada mañana
Y buscas la paz en el papel, en las palabras, en la piel
Y no hay tregua: el tiempo corre
La sangre se seca
Los noticiarios se suceden año a año
Cada día dices más y te entiendes menos
Cada tarde las montañas de papel crecen
en torno a tu cama y velan el sol que se cuela
por las rendijas
El aliento no se acompasa
El amor no llega
Solo el cambio persiste
Solo la música no transa
Solo el sexo se expande
Solo la noche reina
Solo el ruido te calma
Los árboles no los entiendes

sábado, diciembre 24, 2005

Mi onda con la navidad


La primera navidad que recuerdo con pelos y señales es la del año 1978. De las anteriores solo impresiones dispersas. Como a la mayoría de los niños me habían engrupido con la historia del viejo pascuero, y yo, curioso e inquieto como era, quería verlo. A esa edad (yo tenía 6 años) uno tiene una inclinación natural a creer en lo mágico y en lo maravilloso. Intenté quedarme despierto pa cacharlo y entrar en conexión y relaciones con ese mundo mágico de seres con poderes, pero, igual que el año anterior, me quedé dormido. En la mañana desperté y ¡Mierda!¡Otra vez se me pasó!; mi mamá me llevó en brazos hasta el árbol de navidad que había en el living de la casa y ahí estaban los regalos que había dejado. Claro que fue desilusionante recibir un zoológico de plástico en vez del submarino que había pedido, de lo que se desprendía que el pascuero era un incompetente y un mula; ahí me entró la duda...En la escuela, en segundo básico, se discutía con pasión sobre la existencia del viejo, así que ese año agarré de un brazo a mi tía Cristina, la llevé a la pieza y le pedí que me contara la firme sobre algo que yo ya sospechaba. "Son los papás, mijito, los que le dejan los regalos" me dijo con cara de risa y culpa. Ya está po. Se acabó el misterio. Claro, era más o menos obvio:¿quien podía creer en un viejo que le reparte juguetes a todos los niños del mundo (del mundo po, weon!) en una noche andando en un trineo?; yo trataba de imaginarme el medio saco con juguetes y alcanzaba a visualizar uno de una cuadra más o menos..."oye mamá ¿y por qué no puedo conocerlo?, "por que es invisible pues, hijo"; "y si es invisible (pensaba yo) ¿como saben que es barbón, que viste de rojo, etc?"...era muy raro todo po...había que ser weon o iluso pa no darse cuenta.
Más crecido la gracia de la fecha era recibir regalos, y uno craneaba con anticipación lo que iba a pedir, si no, cagaba hasta el otro año; y todos los años se ponía de moda alguna chuchería comercial inventada por los creativos del comercio; claro que las estrellas siempre fueron las bicicletas, que daban un status superior al que la poseía, o la clásica pelota de fútbol que a mi nunca me interesó. Recuerdo siempre el día 25 de diciembre como uno lleno de niños con cosas nuevas jugando en las calles: la bici, la pelota, la muñeca último modelo de jesmar, etc. A los 11 o 12 pa mi lo mejor de la navidad era hacerle un regalo a mi polola, que me hacía sentir grande y era la ocasión de tener un gesto especial para con los seres queridos. Eso duró años. También me encantaba quedarme pegado al televisor viendo la programación especial con las clásicas historias con monos de plasticina animados: "El pequeño tamborilero" (la del pendejo del rropopom pom), "La navidad de Frosty", "El pequeño burrito pardo" (que me sacaba lágrimas) y otras que olvidé. Igual era una época especial, como que todo se volvía más cálido, y me entusiasmaba armar el árbol de navidad. Diciembre en Chile trae el verano y las vacaciones, de manera que siempre la sensación es de fin de un ciclo, de balance y renovación. Ya jovencito, participaba en un grupo juvenil de la iglesia, más por lo social y lo místico que por la iglesia, y ahí había un retiro y una fiesta y era entretenido, pero sin mística. No me gustaba el árbol de navidad que había en casa (una mierdas plateadas re kitsch que estuvieron de moda un año en los 70), y recuerdo haber hinchado algunos años a mi vieja pa que comprara otro, pero nunca se hizo y yo dejé de armarlo en espera del nuevo.
Cuando tenía 19 años, aprendí, estudiando historia de las religiones, que la navidad era una fiesta pagana que se había cristianizado en la época del imperio romano, y que muchas de las costumbres asociadas a la fecha vienen de religiones más antiguas vinculadas a los cultos a la naturaleza practicados por los pueblos de la Europa precristiana. También me enteré que si nos atenemos a los datos de que disponemos para calcular la fecha del nacimiento de Cristo, estos apuntan más bien a que este debe haber tenido lugar durante la primavera del hemisferio norte, es decir, entre los meses de marzo a junio, pues los escasos datos que las escrituras hebreas entregan sobre el tema mencionan que los pastores en Belén se encontraban pernoctando en las afueras del pueblo a la interperie. Para rematarla es un hecho que los antiguos hebreos no celebraban los cumpleaños toda vez que esta práctica tiene su origen en creencias derivadas de la astrología, práctica que el dios de aquellos detestaba, de manera que es inimaginable la escena de un 25 de diciembre con don Jecho y los 12 apóstoles entonando "¡Cumpleaaaañooooh feeeeeeliiiiiizz....etc". Ese fue el golpe de gracia, y me di cuenta que la gente en general no sabe mucho sobre el tema; la celebración es por osmosis social o costumbre familiar. O sea, yo lo digo por que se supone que es una fiesta religiosa. De ahi me desmarqué. No volví a celebrar la navidad, por que la verdad no tenía ningún motivo para celebrarla. Más aun, empecé a sentirme ajeno a ella y encontrar un poco absurda toda la espiral de actividad que genera.
La verdad, no me molesta que la gente la celebre, pero yo me abstengo. Es loco ver también como el comercio hace su agosto y la gente responde al llamado a consumir. Ta bien; consumir es placentero y yo lo sé. Ya no visito a mi padrino, ni lo paso con mi vieja. Los últimos años, como esta noche, la paso con mi mujer y con la familia de ella. Ellos tienen su reunión familiar, su regia cena y muy buena onda, son muy cariñosos entre ellos y conmigo. No me molesta su navidad. Me doy cuenta que su onda en el fondo es juntarse y hacerse cariño unos a otros. Ta bien. Mi familia en este sentido era más fome que bailar con la hermana. En resumen aunque me la banco, paso, no es mi fiesta. ¿Muy denso?...no, si igual comparto y me río. Pero no más que eso. No se me ocurriría engrupir a mis hijos, cuando los tenga, con la historia del viejito pascuero. En fin, feliz navidad, es decir, felices fiestas de fin de año. Sobre el año nuevo pa la otra.

sábado, diciembre 17, 2005

Gitano

Al fin uno está solo y sigue su propio camino, y no está mal. Es lo que hay en este planeta, en esta vida. Cosas que me parecen que valen la pena en esta vida: el amor, el mar, la música...no recuerdo más...
Ser es un enigma que más vale ignorar o asumir humilde y sensiblemente, con paciencia oriental. No lo he pasado mal...o sea, sí, lo he pasado mal, pero lo he pasado bien también, mejor que el que más; he sentido el éxtasis de la vida, y quisiera quedarme en esos segundos por más tiempo. Me tocó nacer en este país y no me quejo. Pudo haber sido mejor, pero también pudo haber sido peor. Pude haber nacido con malformaciones congénitas y me gusta mi cuerpo, pude haber sido sordo y mis oidos recogen los sonidos del mundo, pude haber sido feo y mis ojos refulgen en el espejo...y no es vanidad, como livianamente acusan con risas los livianos...es la conciencia de lo que es, sin excesivos galardones. Un día me iré secando, me arrugaré como una fruta añeja, y esbozaré una sonrisa, satisfecha, espero...he conocido el amor...en su versión sublime y espiritualizada, y he visto también la sangre y el rechinar de los dientes. No me arrepiento de nada, y estoy dispuesto a ir más allá. Penetré en las cavernas de los ascetas y me he entregado al placer y a la sensualidad. Y he aprobado todo. Nada me ha hecho mal: por el contrario; he ido integrando el mundo en mi lengua y en mi corazón...Quiero morirme a la orilla del mar, quiero reirme antes de expirar, quiero apretar fuerte la mano de mis amigos y quiero un funeral con música alegre, que celebre la vida,que no se extinga, un trago de aguardiente que me queme las entrañas y me haga sentir vivo por última vez....y ojalá que mis invitados tiren a escondidas en la oscuridad que rodee mi féretro. Yo sonreiré silencioso, o al menos eso parecerá...Me encantaría que fuera un carrete, que lo pasaran bien. No importa que después no se recuerde, no importa!....

viernes, diciembre 02, 2005

Un cuento

He aquí un cuento que escribí:











El pájaro de hierro

Un hombre construyó un pájaro de hierro.
De noche, en la soledad de una casa de tres pisos.
Al alba el pájaro vio el sol y se lanzó en pos de él, batiendo sus grandes alas bruñidas. Pero era un volar quieto, atrofiado, mecánico. El viento no desordenaba sus plumas y volar dolía. Por lo demás la distancia que lo separaba de aquella naranja resplandeciente parecía larga e irreal. Pronto el pájaro se rindió y bajó al suelo pesadamente, desanimado por el ejercicio doloroso. Caminó sobre sus garras bajo la caricia inclemente del sol sin rumbo fijo todo ese día, y al anochecer se durmió bajo la oquedad de una peña.
El río veló su sueño susurrando historias sin tiempo, inconexas, hechas de sombras que se escabullían entre las sombras y soles emplumados que se paseaban en lo alto. Así es el lenguaje del agua.
Al despertar el pájaro abrió sus redondos ojos de vidrio y contempló el mundo como recién hecho, y oyó un llamado que provenía del lecho del río. Era una voz secreta y cristalina, anterior a la memoria, que le llamaba por su nombre. Se incorporó pesadamente, se acercó, interrumpiendo con sus pasos el silencio de la mañana, y al asomarse al borde del río vio sobre la superficie del agua el disco refulgente del sol en el cielo, mecido por las ondinas.
Se inclinó y se quedó allí, embelesado. Absorto, no prestó atención al canto de los pájaros ni al rumor de los insectos. Llegó la tarde. Pasaron días y noches sobre su figura. Los astros giraban sobre él y las estaciones se sucedieron. De vez en cuando, cuando las aguas se deslizaban lentas y silenciosas, hundía su pico tosco en el remanso y el espejismo refulgente retornaba.
Pasó el tiempo. El óxido colonizó poco a poco sus goznes y sus cargadas alas dejaron de moverse y se fueron cubriendo de un ocre terroso.
No volvió a moverse. Solo sus ojos discurrían entre el disco plateado y las ramas de los árboles cercanos a la orilla, estrecho límite que aquellos podían cubrir.
Cien inviernos transcurrieron.
Una mañana en que el sol brillaba con particular intensidad un niño cruzó ese paraje. Como el sol escaldaba en lo alto se acercó a la ribera del río para refrescarse y bebió de sus aguas, y cuando hubo apagado su sed se sentó sobre la roca arcillosa de la orilla.
Su oído recogió el eco de un gemido apagado en el rumor del viento. “Es el espíritu de la roca, que llora”, pensó. Se puso de pie con sigilo y, cogiendo su estaca, la clavó con fuerza en la roca mientras exhalaba un corto grito.
Entonces, del agujero oscuro que la estaca vaciaba manó sangre.
Un enigma hizo presa en la mente del niño y dos ojos ocultos entre el pasto perdieron de vista la luz y se apagaron entre suspiros vagos, entrando en una eternidad oscura sin tiempo. Un corazón se detuvo.
Los pájaros cantaban en las copas de los árboles. Los insectos continuaban su afán ciego.
El niño retrocedió unos pasos y se alejó, lleno de temor piadoso.
La sangre escurrió hasta el río y coloreó el afluente con jirones purpúreos.
En aquel momento los árboles de la orilla dejaron caer sus hojas y secretaron abundantes lágrimas a través de sus cortezas, y el torrente creció conforme las hojas secas poblaban como navíos enervados la superficie del agua, y ascendieron las olas alcanzando la tierra fuera del cauce, y arrastrando consigo la roca ocre de la orilla, gastándola, descomponiéndola en terrones que se diluían en el torrente como figuras de arena arrojadas al agua, hasta que desapareció. Luego volvieron a su cauce. Los árboles desnudos se quedaron mudos y el silencio fue retornando al aire .
El sol siguió brillando en lo alto.