La Biblia es un libro raro. Está como cargado, que le llaman. Es un libro que pocas veces es examinado con imparcialidad. Despierta enconados prejuicios entre quienes a priori la consideran negativamente. A mi me enseñó algo que no se supone que enseñe, al menos en la opinión popular: el brillo de la razón.
La interpretación de la realidad y de la historia que se destila de ella es sin duda poderosa, poderosa por que es abarcadora y nítida, armónica respecto de sí misma y respecto del testimonio de la historia, de la ciencia y de la realidad del mundo que nos toca vivir. Es posible encontrar respuestas a todas las preguntas por que, contrariamente a lo que se le critica (desde el prejuicio más que desde el conocimiento), desarrolla una interpretación del mundo que encaja mucho con la realidad.
¿Por qué salí de allí, entonces?. A veces me lo he preguntado, a veces me lo han preguntado, pero como sea siempre me quedo pensando en las razones y termino dándome cuenta de que no fue por una decisión pensada como fue el haberme envuelto en el asunto.
Hubo aspectos del cuento de seguir las normas bíblicas a los que no terminé de acostumbrarme y caí en la cuenta de que eran poco naturales, artificiosa, escolásticamente determinados y regulados, reñidos con un pilar de mi sentido del mundo: lo instintivo. Entonces empezó a parecerme humano, demasiado humano. Qué taquilla esa palabra de Nietzsche. Qué vieja la palabra “taquilla”.
Por lo demás, la misma lógica me llevó a razonar que Dios es más inteligente que uno, y que si para uno resulta evidente algo, para Él mucho más.
Lo ejemplificaré: hablando, en dos ocasiones distintas, con un par de hermanos espirituales que habían sido recorridos en los asuntos del mundo tocamos el tema del sexo. Del sexo oral, para ser más específicos. No crean que los loquitos estos son mojigatos o pacatos; quizá más discretos y delicados, pero el punto es que en ambas conversaciones mis interlocutores se manifestaron en contra de tal práctica sexual por considerarla aunque placentera, digamos, “inapropiada”. “Desvirtúa el acto” me dijo Francisco. O sea, lo desespiritualiza.
Ahí como que me quedé rumiando el asunto y con el tiempo fallé a favor de la naturalidad con que siempre había considerado el asunto desde niño. Para mi es demasiado evidente que solo una mente desviada puede encontrar desviado el sexo oral..!
Eso y otras cosas por el estilo me hicieron alejarme. No podía seguir predicando un estilo de vida que no me convenció. ¿Qué iba a decir cuando alguien me planteara las mismas cuestiones?. No eran ellos, finalmente. Era el libro…y parece que mi naturaleza es algo pagana.
CONCLUSIONES
La Biblia es un libro apasionante, pero no lo tomo como enteramente inspirado. Creo que tiene mucho de humano también.
Creo en Dios, o sea, en un ser superior y supremo que es anterior al tiempo y que creó todo; y que mi mente no alcanza a dimensionar en plenitud. Y creo que es una persona, no una fuerza.
Sé que la conclusión anterior no satisface las exigencias de la razón y la ciencia, pero creo que estas no son el criterio ni la medida última de las cuales fiarse para conocer el mundo y al hombre.
Creo que la muerte es el fin de la conciencia igual que del cuerpo. No creo en un alma inmortal que sobreviva o transmigre a otro estado cuando uno muere. Creo más bien en lo que decía mi mamita acerca de su propio destino una vez muerta: “se acabó la Juana”. Descarto la reencarnación de plano. No obstante creo que Dios tiene el poder de traernos de nuevo a la vida, o sea, creo en la resurrección de los muertos.
Creo que el carpintero de Galilea resucitó. Lo creo sencillamente por que si hubiera sido mula resulta más difícil aun explicar el arrastre histórico de su breve paso por la vida humana. No me declaro su seguidor por que seguidor suyo es el que intenta vivir según él lo hizo, y yo no lo hago.
Creo en el fin del mundo como lo conocemos. La wea no da para mucho más y si hay un Dios, yo asumo que intervendrá oportunamente para poner las cosas en orden. De todos modos si no lo hace tamos cagados…¿no creen?. Por que en que los líos del mundo los va a solucionar la gente (políticos o quienquiera que sea) eso si que no lo creo.
Creo otras pavadas más, pero creo que es hora de cerrar el post. Era por contar una historia no más...
Creo que me voy a preparar un trago.
La interpretación de la realidad y de la historia que se destila de ella es sin duda poderosa, poderosa por que es abarcadora y nítida, armónica respecto de sí misma y respecto del testimonio de la historia, de la ciencia y de la realidad del mundo que nos toca vivir. Es posible encontrar respuestas a todas las preguntas por que, contrariamente a lo que se le critica (desde el prejuicio más que desde el conocimiento), desarrolla una interpretación del mundo que encaja mucho con la realidad.
¿Por qué salí de allí, entonces?. A veces me lo he preguntado, a veces me lo han preguntado, pero como sea siempre me quedo pensando en las razones y termino dándome cuenta de que no fue por una decisión pensada como fue el haberme envuelto en el asunto.
Hubo aspectos del cuento de seguir las normas bíblicas a los que no terminé de acostumbrarme y caí en la cuenta de que eran poco naturales, artificiosa, escolásticamente determinados y regulados, reñidos con un pilar de mi sentido del mundo: lo instintivo. Entonces empezó a parecerme humano, demasiado humano. Qué taquilla esa palabra de Nietzsche. Qué vieja la palabra “taquilla”.
Por lo demás, la misma lógica me llevó a razonar que Dios es más inteligente que uno, y que si para uno resulta evidente algo, para Él mucho más.
Lo ejemplificaré: hablando, en dos ocasiones distintas, con un par de hermanos espirituales que habían sido recorridos en los asuntos del mundo tocamos el tema del sexo. Del sexo oral, para ser más específicos. No crean que los loquitos estos son mojigatos o pacatos; quizá más discretos y delicados, pero el punto es que en ambas conversaciones mis interlocutores se manifestaron en contra de tal práctica sexual por considerarla aunque placentera, digamos, “inapropiada”. “Desvirtúa el acto” me dijo Francisco. O sea, lo desespiritualiza.
Ahí como que me quedé rumiando el asunto y con el tiempo fallé a favor de la naturalidad con que siempre había considerado el asunto desde niño. Para mi es demasiado evidente que solo una mente desviada puede encontrar desviado el sexo oral..!
Eso y otras cosas por el estilo me hicieron alejarme. No podía seguir predicando un estilo de vida que no me convenció. ¿Qué iba a decir cuando alguien me planteara las mismas cuestiones?. No eran ellos, finalmente. Era el libro…y parece que mi naturaleza es algo pagana.
CONCLUSIONES
La Biblia es un libro apasionante, pero no lo tomo como enteramente inspirado. Creo que tiene mucho de humano también.
Creo en Dios, o sea, en un ser superior y supremo que es anterior al tiempo y que creó todo; y que mi mente no alcanza a dimensionar en plenitud. Y creo que es una persona, no una fuerza.
Sé que la conclusión anterior no satisface las exigencias de la razón y la ciencia, pero creo que estas no son el criterio ni la medida última de las cuales fiarse para conocer el mundo y al hombre.
Creo que la muerte es el fin de la conciencia igual que del cuerpo. No creo en un alma inmortal que sobreviva o transmigre a otro estado cuando uno muere. Creo más bien en lo que decía mi mamita acerca de su propio destino una vez muerta: “se acabó la Juana”. Descarto la reencarnación de plano. No obstante creo que Dios tiene el poder de traernos de nuevo a la vida, o sea, creo en la resurrección de los muertos.
Creo que el carpintero de Galilea resucitó. Lo creo sencillamente por que si hubiera sido mula resulta más difícil aun explicar el arrastre histórico de su breve paso por la vida humana. No me declaro su seguidor por que seguidor suyo es el que intenta vivir según él lo hizo, y yo no lo hago.
Creo en el fin del mundo como lo conocemos. La wea no da para mucho más y si hay un Dios, yo asumo que intervendrá oportunamente para poner las cosas en orden. De todos modos si no lo hace tamos cagados…¿no creen?. Por que en que los líos del mundo los va a solucionar la gente (políticos o quienquiera que sea) eso si que no lo creo.
Creo otras pavadas más, pero creo que es hora de cerrar el post. Era por contar una historia no más...
Creo que me voy a preparar un trago.
3 comentarios:
Yo, amigo, creo que tu vida a cambiar con la llegada del Franco. Felicidades. En mis oraciones ahora también estará presente tu heredero.
yo fui los 12 años del colegio, a uno de monjas, y el modo monjístico de mi colegio era harto cerrao y penca, salvo unas poquitas excepciones que eran gente chora y buenas de verdad.
yo no creo en dios, ni en la iglesia, no creo en un ser superior, pero sí creo en la buena voluntad y en el hombre.. aunque como está el mundo.. está pa no creer mucho en la raza humana.. pero yo igual nos tengo fé. según yo, los milagros pasan por que los hombres desean tanto que algo pase que se cumple por alguna de esas fuerzas cuáticas de la naturaleza, no sé.. algun fenómeno electromagnéticointergaláctico, algo...la verdad no tengo bien ordenada mi forma de ver la cosa relgiosaespiritual...y al re-leer esto que escribo pienso que estoy hablando puras weás desde la ignorancia más profunda.
mejor cuando me ordene sigo.
te quiero amigo, ojalá estís de lo más bien disfrutando de tu wawo :)
Interesante reflexión. Creo en casi todo lo que planteas de manera muy natural. Siento que hay gente como la del post "m" -lo digo en buena- que no ven a Dios porque no quieren verlo, o porque mezclan la degradación moral humana que se expresa tanto en la iglesia como en el Estado, como en todo!!!, con un descredito universal que da nacimiento a la incredulidad de tipo agnostica, chamanica-mapuche, chamanica-ideologica, etc, etc, etc. En fin, diosito los quiere a todos, aunque "no sepan lo que hacen". Y si los milagros los hiciera el hombre no serian milagros. Ave tuo filio!
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