sábado, diciembre 24, 2005

Mi onda con la navidad


La primera navidad que recuerdo con pelos y señales es la del año 1978. De las anteriores solo impresiones dispersas. Como a la mayoría de los niños me habían engrupido con la historia del viejo pascuero, y yo, curioso e inquieto como era, quería verlo. A esa edad (yo tenía 6 años) uno tiene una inclinación natural a creer en lo mágico y en lo maravilloso. Intenté quedarme despierto pa cacharlo y entrar en conexión y relaciones con ese mundo mágico de seres con poderes, pero, igual que el año anterior, me quedé dormido. En la mañana desperté y ¡Mierda!¡Otra vez se me pasó!; mi mamá me llevó en brazos hasta el árbol de navidad que había en el living de la casa y ahí estaban los regalos que había dejado. Claro que fue desilusionante recibir un zoológico de plástico en vez del submarino que había pedido, de lo que se desprendía que el pascuero era un incompetente y un mula; ahí me entró la duda...En la escuela, en segundo básico, se discutía con pasión sobre la existencia del viejo, así que ese año agarré de un brazo a mi tía Cristina, la llevé a la pieza y le pedí que me contara la firme sobre algo que yo ya sospechaba. "Son los papás, mijito, los que le dejan los regalos" me dijo con cara de risa y culpa. Ya está po. Se acabó el misterio. Claro, era más o menos obvio:¿quien podía creer en un viejo que le reparte juguetes a todos los niños del mundo (del mundo po, weon!) en una noche andando en un trineo?; yo trataba de imaginarme el medio saco con juguetes y alcanzaba a visualizar uno de una cuadra más o menos..."oye mamá ¿y por qué no puedo conocerlo?, "por que es invisible pues, hijo"; "y si es invisible (pensaba yo) ¿como saben que es barbón, que viste de rojo, etc?"...era muy raro todo po...había que ser weon o iluso pa no darse cuenta.
Más crecido la gracia de la fecha era recibir regalos, y uno craneaba con anticipación lo que iba a pedir, si no, cagaba hasta el otro año; y todos los años se ponía de moda alguna chuchería comercial inventada por los creativos del comercio; claro que las estrellas siempre fueron las bicicletas, que daban un status superior al que la poseía, o la clásica pelota de fútbol que a mi nunca me interesó. Recuerdo siempre el día 25 de diciembre como uno lleno de niños con cosas nuevas jugando en las calles: la bici, la pelota, la muñeca último modelo de jesmar, etc. A los 11 o 12 pa mi lo mejor de la navidad era hacerle un regalo a mi polola, que me hacía sentir grande y era la ocasión de tener un gesto especial para con los seres queridos. Eso duró años. También me encantaba quedarme pegado al televisor viendo la programación especial con las clásicas historias con monos de plasticina animados: "El pequeño tamborilero" (la del pendejo del rropopom pom), "La navidad de Frosty", "El pequeño burrito pardo" (que me sacaba lágrimas) y otras que olvidé. Igual era una época especial, como que todo se volvía más cálido, y me entusiasmaba armar el árbol de navidad. Diciembre en Chile trae el verano y las vacaciones, de manera que siempre la sensación es de fin de un ciclo, de balance y renovación. Ya jovencito, participaba en un grupo juvenil de la iglesia, más por lo social y lo místico que por la iglesia, y ahí había un retiro y una fiesta y era entretenido, pero sin mística. No me gustaba el árbol de navidad que había en casa (una mierdas plateadas re kitsch que estuvieron de moda un año en los 70), y recuerdo haber hinchado algunos años a mi vieja pa que comprara otro, pero nunca se hizo y yo dejé de armarlo en espera del nuevo.
Cuando tenía 19 años, aprendí, estudiando historia de las religiones, que la navidad era una fiesta pagana que se había cristianizado en la época del imperio romano, y que muchas de las costumbres asociadas a la fecha vienen de religiones más antiguas vinculadas a los cultos a la naturaleza practicados por los pueblos de la Europa precristiana. También me enteré que si nos atenemos a los datos de que disponemos para calcular la fecha del nacimiento de Cristo, estos apuntan más bien a que este debe haber tenido lugar durante la primavera del hemisferio norte, es decir, entre los meses de marzo a junio, pues los escasos datos que las escrituras hebreas entregan sobre el tema mencionan que los pastores en Belén se encontraban pernoctando en las afueras del pueblo a la interperie. Para rematarla es un hecho que los antiguos hebreos no celebraban los cumpleaños toda vez que esta práctica tiene su origen en creencias derivadas de la astrología, práctica que el dios de aquellos detestaba, de manera que es inimaginable la escena de un 25 de diciembre con don Jecho y los 12 apóstoles entonando "¡Cumpleaaaañooooh feeeeeeliiiiiizz....etc". Ese fue el golpe de gracia, y me di cuenta que la gente en general no sabe mucho sobre el tema; la celebración es por osmosis social o costumbre familiar. O sea, yo lo digo por que se supone que es una fiesta religiosa. De ahi me desmarqué. No volví a celebrar la navidad, por que la verdad no tenía ningún motivo para celebrarla. Más aun, empecé a sentirme ajeno a ella y encontrar un poco absurda toda la espiral de actividad que genera.
La verdad, no me molesta que la gente la celebre, pero yo me abstengo. Es loco ver también como el comercio hace su agosto y la gente responde al llamado a consumir. Ta bien; consumir es placentero y yo lo sé. Ya no visito a mi padrino, ni lo paso con mi vieja. Los últimos años, como esta noche, la paso con mi mujer y con la familia de ella. Ellos tienen su reunión familiar, su regia cena y muy buena onda, son muy cariñosos entre ellos y conmigo. No me molesta su navidad. Me doy cuenta que su onda en el fondo es juntarse y hacerse cariño unos a otros. Ta bien. Mi familia en este sentido era más fome que bailar con la hermana. En resumen aunque me la banco, paso, no es mi fiesta. ¿Muy denso?...no, si igual comparto y me río. Pero no más que eso. No se me ocurriría engrupir a mis hijos, cuando los tenga, con la historia del viejito pascuero. En fin, feliz navidad, es decir, felices fiestas de fin de año. Sobre el año nuevo pa la otra.

3 comentarios:

Manuel dijo...

Lo que escribiste sobre la Navidad es, por momentos, demasiado parecido a lo que puse en un post acerca del viejito pascuero que terminé de escribir hace un rato.

cinodo dijo...

mi onda con la navidad es total... en el sentido familiar de lo que significa...gozamos como cabros chicos con mis papas y hermanas...es como volver a nacer y me alegra que tu puedas ser parte de eso.

Anónimo dijo...

Amigo,
a veces racionalizar tanto es el camino más rápido a la infelicidad.